Alba
LOS NERVIOS DEL VIAJE
UNIVERSO
Hace mucho tiempo el Dios Paco Pernales se aburría y quiso crear un nuevo planeta con la ayuda de su secretario que te hace el horario y lo llamó Chorizo, en el que sus habitantes eran excelentes estudiantes de universidad. La mejor era Saturno donde iba parte de los ciudadanos de la ciudad Saturno norte.
HACER LAS MALETAS
Hace mucho tiempo en un pueblito medieval vivía una honesta familia en una casa situada al lado de un enorme lago plagado de peces y rodeado de enormes árboles, alejada del resto del pueblo. El cabeza de familia Mikelson se ganaba la vida como ganadero, su mujer Ivie era curandera y siempre dejaba a todos boquiabiertos con sus magníficos conjuros. Tenían tres hijos: dos varones y una mujer.
Llegaba la estación fría y los animales empezaban a morirse, la comida a escasear y los ataques de pueblos cercanos eran cada vez más a menudo...
Ivie temía por su vida, pero más por la de sus hijos. Una noche, pensando en eso, encontró la solución. Ojeando en su grimorio encontró un hechizo en el que concedía la vida inmortal y fuerzas sobrenaturales, pero debían estar condicionados por el sol. Ivie decidió discutirlo con su marido y esa misma noche así lo hizo...
Los hijos estaban maravillados, no podían creérselo. ¡Vida inmortal!, pero con eso no les bastaba, no podían aguantar hasta la noche para salir; así que su madre con toda la magia que pudo los hizo resistentes al sol. Los días pasaban y su sed de sangre era insaciable. Cada vez desaparecían más aldeanos y la gente empezaba a sospechar; hasta que una noche se presentaron en su casa con armas punzantes y fuego. Consiguieron huir despavoridos de allí gracias a la velocidad que incrementaba al ser vampiros.
Entonces en ese momento se dieron cuenta: que la solución que intentó su madre para salvarles la vida los puso en otra situación peor.
El peine
Un día en el supermercado me expusieron en la sección de higiene. Me expusieron junto a otros peines y una vieja con una cinta roja en la cesta se acercó y me cogió primero se peinó los cuatro pelos que tenía y dijo : "Este me gusta". Miró alrededor, me guardó bajo su capa y salió corriendo por la puerta conmigo en la mano. "¡Esta crisis!", pensé yo.
La misma tarde se vistió de más vieja, cogió su neceser de propaganda de Nivea y me metió dentro. Después de horas de viaje, llegamos a una casa y me utilizó para peinar a una niña, que cayó al suelo seca. Claro, la calidad con los que nos fabricaron estos del Día...
El príncipe trans.
Cuento con perspectiva de género.
LA ESPERA
LA VENTANILLA
En el tren
las gotas golpean la ventana
el olor a café inunda el vagón
y las teclas de mi ordenador oigo teclear.