Alicia G.

LOS NERVIOS DEL VIAJE


HERMANA


Mi hermana volvió a casa muy feliz, pidió la comida y se fue a su habitación a jugar con su muñeca preferida. Fui a preguntarle por qué volvió tan feliz de la escuela y me dijo que en la hora del recreo fue un mago a hacer un fantástico espectáculo de magia y después de la actuación regalaron a todos los niños una gran bolsa con chucherías y además de eso les enseñaron unos trucos de magia muy sencillos. Poco después me enseñó algunos de ellos. La magia era una diversión para ella.


HACER LAS MALETAS

CAPERUCITA ROJA

LA CAPERUZA DE LA NIÑA

Nací en la casa de la abuelita un hermoso día soleado. Al día siguiente vino una hermosa niña de cabellos rubios, la abuelita me entregó a aquella bonita niña y ella me recibió con una gran sonrisa y antes de que anocheciera fuimos a la casa de la niña. Ella me trataba genial y con mucho cuidado.

Un día, cuando ella se despertó, me puso sobre ella y se fue a desayunar. Al terminar, hicieron unas galletas con chocolate para llevársela a la abuelita. Su madre le advirtió de que podría encontrarse con el lobo por lo que tenía que tener mucho cuidado, Caperucita se desvió del camino para coger algunas flores para su querida abuela. Cuando llegamos allí, ya era demasiado tarde. Vi que la que había allí no era la abuela, sino que era el lobo del que habló la madre de la niña, ojalá hubiera podido decírselo a Caperucita. Cuando ella se acercó a la supuesta abuela,el lobo se abalanzó sobre la indefensa niña. Ella murió y yo quedé sobre el cuerpo sin vida.


La bella con arco y flecha.

Cuento con perspectiva de género. 


LA ESPERA



LA VENTANILLA


MICROPOEMA

Desde el tren se puede ver

las montañas azuladas

al final del cordel


EL TRASBORDO


CAMBIO DE IDENTIDAD


Era una noche de invierno y yo iba de camino a casa. Estaba lloviendo y había mucho tráfico, cuando de repente se escuchó un ruido muy fuerte como de un golpe a lo lejos. Yo acudí allí y vi a dos coches que habían tenido un grave accidente y en uno de los había una mujer intentando ayudar su hijo de unos cinco años. Yo corrí a hacia ellos y saqué al niño de asiento. El coche estaba destrozado y la madre no podía salir.


LA POSTAL

Sonia Gara Arboleya Olivares
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